martes, 26 de agosto de 2008

Es usted gitano y va a la escuela


Hace algún tiempo leí un artículo de Mariano Fernández Enguita que me llamó mucho la atención por la claridad con la transporta al lector a la postura de un niño gitano ante el reto de enfrentarse a la cultura escolar predominante.

En él nos explica los problemas que los niños gitanos suelen sufrir en el día a día de la convivencia escolar y las razones que se esconden tras estas situaciones.


Tras su lectura, y si se parte de una disposición comprensiva, uno llega a entender las motivaciones de estos niños las cuales están alimentadas inevitablemente por el bagaje cultural con el que cuentan y del cual ni pueden ni deben desprenderse.


Debido a que el artículo es bastante extenso he resumido su contenido prestando atención a las ideas fundamentales para su comprensión.


En el artículo se llama al lector a ponerse en la piel de un niño gitano que estuviese más o menos apegado a sus tradiciones culturales y comienza a enumerar los problemas que le acarrearía el introducirse en el mundo payo de la escuela.


"Para comenzar le resultaría difícil comprender la obsesión reinante por el silencio y la inmovilidad. Probablemente vendría de un hogar numeroso, sin muchos objetos de valor que proteger, poblado de niños de todas las edades que se crían en un clima altamente permisivo y sin ningún motivo para pensar que el silencio o la parsimonia sean virtudes deseables.


En la medida en que empezara a aprender la lectoescritura se encontraría con que el habla de su familia y su comunidad no le ayudaban ante el lenguaje escolar. Palabras que usted usa no serían comprendidas por sus profesores y compañeros, mientras que ellos, a su vez emplearían palabras que usted no entiende.


Aprendería que vive en un país formado hace poco más de cinco siglos con las inestimables aportaciones de castellanos y leoneses, aragoneses y catalanes. Sería usted informado de que aunque su pueblo lleve aquí ese mismo tiempo, aunque fuese un pueblo viajero y comerciante, y aunque los viajes y el comercio fuesen las redes de comunicaciones de entonces no ha aportado a la cultura más que alguna influencia sobre flamenco.


También sería usted objeto de una educación en valores de carácter transversal. Aprendería, por ejemplo, que se equivoca si piensa que uno es, ante todo, lo que es su familia o su clan.

Si usted es varón, sus maestras raramente comprenderían ni sabrían siquiera que en su medio familiar, usted ya tiene autoridda sobre sus hermanas de cualquier edad e incluso sobre su madre, por lo que resulta arduo someterse a la autoridad de una mijer desconocida. Si es usted una mujer, es probable que tampoco aceptaran la franqueza con que ya en la pubertad aborda temas como la regla, el matrimonio, el sexo o la maternidad.


Finalmente, entre las dificultades de aprendizaje y de adaptación, el inetrés limitado por su parte, la escasa comprensión por parte de la institución y de los maestros, etc., es más probable que llegue el momento en que sintiera la presión por abandonar la escuelapara trabajar y contraer matrimonio."


Para terminar el autor señala que todo lo mecionado sobre la cultura gitana son rasgos y que nadie tiene derecho a ignorarlos ni a descalificarlos, que su cultura es primordial para ellos y que, como todas tiene elementos positivos y negativos, al igual que la paya.

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